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Parapente en el Parque Nacional Guadarrama

Defendiendo el Derecho al Vuelo Libre
El Vuelo Libre en Parapente, sin motor, es un magnífico contacto con la naturaleza y las aves rapaces, prácticamente inocuo, muy fácil de regular. Sin embargo la tendencia de las autoridades ambientales es a prohibirlo, por prejuicio y desconocimiento. Nos aplican normativa escrita para aeronaves comerciales a motor, nos multan y mientras, los aviones pasan cada vez más bajos por la sierra.

La nueva Ley de Parques Nacionales, corrige esa normativa en el Parque Nacional del Guadarrama. Pero al hacerlo nos han puesto en el ojo del huracán, de repente para los que estan en contra de esa ley somos una actividad especulativa, dañina. ¿Pero… qué plato hemos roto?. De nuevo prejuicio y desconocimiento.

El espacio aéreo es enorme. La libertad de movimiento de sus pobladores aéreos es gigantesca. Las aves no nos ven como una amenaza, somos torpes volando. De los buitres hemos copiado su lenguaje y sus códigos de vuelo en grupo, nos entendemos en el aire. Volar con ellos es un contacto único, apasionante.

Desde aquí queremos defender nuestro derecho al vuelo libre y nuestra participación en la conservación del Parque Nacional del Guadarrama, en particular de nuestros compañeros de vuelo, los buitres y todas sus aves rapaces. 

Vivimos en una sociedad plural, con intereses contrapuestos y objetivos comunes. Si hay algún objetivo en el que todos nos ponemos de acuerdo rápido es la conservación de nuestro medio ambiente. A nadie le gusta que se queme su pueblo, su campo, su monte, su espacio.
Pero ese acuerdo en lo general, se hace añicos cuando vamos a lo particular, a lo personal.  Lo que para unos es conservación para otros es prohibición, lo que unos entienden como desarrollo sostenible otros lo ven como especulación con el medio natural.
La conservación de la Sierra Guadarrama bien merece la máxima protección, nos felicitamos porque haya sido declarada Parque Nacional. Llevamos volando en parapente ¿25-30? años en la sierra, caminando a sus cumbres con nuestra mochila para volar sin motor, en silencio, en armonía con su naturaleza. Casi siempre
Desde nuestros despegues en la Maliciosa, Najarra, Nevero, hemos sido testigos privilegiados de su evolución. Hemos visto:
– Cómo crecía la tierra de Mordor, donde había bosques (Abantos, Somosierra, Robledo, Pedro Bernardo…), ahora hay erosión, maleza y matorral. 
– Cómo crecían las urbanizaciones, donde antes teníamos prados para aterrizar, ahora chalets.
– Cómo se perdían los pastos, donde había praderas para despegar, ahora maleza y espinos.
– Cómo se perdían los recursos y tradiciones de la sierra. Donde había queserías, talleres,… quedan viejas paredes.
– Hasta vimos declinar la población de buitres. Donde había muladares (comida para ellos)… aparecieron obligaciones para los ganaderos, gracias a Europa y a sus vacas locas… ¿las había en la Sierra Guadarrama?.
Pero la naturaleza está viva. Los buitres encuentran su comida y vuelve a crecer su población. El lobo encuentra su camino en el Lozoya, los corzos te saltan a la salida del pueblo y los zorros se dejan ver. La naturaleza y las masas forestales crecen por sí mismas, incluso a pesar nuestro.
Es un gran reto para todos conservar la Sierra del Guadarrama. Pero si algo podemos aprender de estos años es que no puede lograrse a costa de los no culpables, de los que no presionan el medio ambiente.
¿Por qué tuvieron que pagar los buitres con su hambre las vacas locas de otras áreas?
Queremos pedir a las asociaciones ecologistas, pro-conservación, funcionarios de medio ambiente y responsables directos de la gestión del Parque Nacional del Guadarrama que no caigan en la ley del péndulo.
El parapente tiene en el aire el impacto de un senderista en tierra, no puede evaluarse una actividad sin conocerla.
Una moto, un quad hace ruido, se escucha de lejos, puede penetrar sin respetar sendas, erosiona el monte, su velocidad asusta a la fauna, es una amenaza y la ahuyenta. Son hechos, no opiniones.
Un senderista no hace ese ruido aunque quiera (se quedaría sin voz), camina por las sendas y pistas porque es más conveniente para su paseo, su ruta. Si se encuentra con los corzos se parará, tratará de hacer una foto, pero… ¡intenta perseguirlos!. Los corzos son claramente superiores.
¿Vamos a prohibir caminar por la sierra por la posibilidad de un encuentro con un corzo?.
Necesitará regularse, evitar aglomeraciones,… para eso están los gestores del espacio natural, bienvenidos.
Los mismo pasa con el vuelo y las aeronaves. Un helicóptero aunque sea de rescate, no digamos ya del ejército haciendo maniobras, un avión de línea, un paramotor: hacen ruido molesto a distancia, penetran a través del aire en zonas que pueden ser de nidificación ya que su motor les permite remontar el vuelo en cualquier momento, son veloces en las maniobras y pueden ahuyentar a los adultos.
Es cierto, una aeronave A MOTOR puede molestar las aves y llegar a provocar la pérdida de una cría de buitre, con mala suerte la de una especie en peligro, de valor incalculable para la conservación.
Sin embargo, como estamos cerca de Barajas la normativa del Parque Nacional del Guadarrama no ha limitado la entrada de aeronaves en el espacio aéreo donde se mueven las águilas y los buitres. Es una excepción a la ley, en el resto de parques nacionales se limita la altura de sobrevuelo a 3.000 m sobre el terreno, para el Guadarrama solo se limita a 500 m. Allí donde ya sería arriesgado maniobrar las aeronaves comerciales.
Los aviones pasan cada vez más bajos por la Sierra Guadarrama, lo cual no es solo peligroso para los buitres, lo es para el tráfico aéreo, una colisión con un buitre puede inutilizar un motor.
Que el parapente sea una aeronave en concepto sería discutible. Nació después de esa normativa de sobrevuelo. No tiene motor. Una mochila, un trozo tela, unas líneas, un arnés, que inflados al viento se convierten en un ala que despega corriendo del monte, en una pendiente no en un cortado. 
A finales de 2012 Navegación Aérea amplió el espacio VFR en la Sierra Guadarrama, la altura donde no bajan las aeronaves comerciales, gracias a la presión y peticiones de la aviación deportiva, en particular del vuelo libre y los planeadores. Hay comunión de intereses entre la práctica del vuelo libre y la conservación del Parque Nacional.
Un parapente vuela sin ruido, se desplaza lento por el aire, no puede remontar el vuelo en cualquier momento, por lo que no se acerca al terreno mas que para despegar y aterrizar ya en el valle. Y por tanto tampoco se acerca a los nidos, nos resultaría peligroso.
Los buitres, las águilas, todas las aves, nos ven torpes volando, no nos toman como una amenaza, pero sí que nos utilizan como boyas en el aire, nos miran y nos controlan. 
Los buitres se comunican entre ellos volando, por sus movimientos y desplazamientos en el aire. Colaboran para explorar cientos de kilómetros, así encuentran su comida, es su método de supervivencia. Los parapentes hemos copiado su forma de vuelo, sin quererlo nos comunicamos con ellos, al girar nos ven y vienen a nuestra térmica, al desplazarnos a la suya giramos en el mismo sentido y nos dan la bienvenida.
Es obvio que el parapente no tiene ni de lejos el mismo impacto que una aeronave a motor. Sin embargo agarrándos a esa normativa «prohibido el sobrevuelo a menos de 500 m», los forestales nos persiguen, somos fáciles de ver en el aire, hasta debe ser divertido ir con el 4×4 detrás. Y las autoridades medioambientales nos aplican la norma, nos dicen que es exagerada pero… nos la aplican. Nos han llegado a multar como si fuéramos un bulldozer del aire ¡5.000 € por aterrizar en el Valle de la Barranca!.
La nueva Ley de Parques Nacionales favorece el vuelo libre no motorizado en el Parque Nacional del Guadarrama. Por una vez se legisla a nuestro favor ¡bien!. Se empieza a acabar un discriminación sinsentido.
El vuelo libre es una actividad tradicional en la sierra: el primer campeonato España de parapente fue en Maliciosa, los planeadores empezaron en los años 50-60, en parapente y ala delta se han celebrado campeonatos internacionales y hay una población de pilotos
El vuelo libre es también un derecho de unos ciudadanos a utilizar el espacio aéreo, en vuelo visual, el no ocupado por las aeronaves comerciales. en armonía con la naturaleza del aire, con las aves rapaces.
Volar en parapente es un magnífico contacto con la vida salvaje, somos privilegidados por poder hacerlo, hemos empezado a entenderlo, a divulgarlo con vuelos biplaza turísticos en la Sierra Guadarrama. No hay sitio igual para ello en toda Europa, en el mundo.
Como actividad turística es muy limitada en volumen, no todos los días se puede volar, no todo el mundo se atreve a volar, los despegues son controlables.
A las asociaciones ecologistas y a los gestores del Parque Nacional les pedimos que antes de prohibir de nuevo el vuelo libre en el Parque Nacional del Guadarrama, o de regularlo con un criterio reduccionista, dejen atrás los prejuicios y reconozcan el parapente como una nueva forma de aproximarse a la naturaleza, a las aves rapaces.
El submarinismo permitió observar el fondo marino y compartir su belleza con las cámaras acuáticas. De Nube a Nube y el mundo del parapente os invita a compartir el privilegio de volar en silencio entre nubes y tener un contacto visual con un buitre leonado.

La conservación es un objetivo común, hagámosla entre todos… ¡a volar!

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