El Vuelo Libre en Parapente, sin motor, es un magnífico contacto con la naturaleza, inocuo, fácil de regular. En expansión en España y en el mundo entero.
Sin embargo la tendencia de las autoridades ambientales es a prohibirlo, por prejuicio, por desconocimiento. Nos aplican normativa escrita para aeronaves comerciales a motor, nos multan y mientras, los aviones pasan cada vez más bajos por la sierra.
Desde aquí queremos defender nuestro derecho al vuelo libre y nuestra participación en la conservación del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, en particular de nuestras compañeras de vuelo, las aves rapaces.
Vivimos en una sociedad plural, con intereses contrapuestos y objetivos comunes. Si hay algún objetivo en el que todos nos ponemos de acuerdo rápido es la conservación de nuestro medio ambiente. A nadie le gusta que se queme su pueblo, su campo, su monte, su espacio.
Pero ese acuerdo en lo general, se hace añicos cuando vamos a lo particular, a lo personal. Lo que para unos es conservación para otros es prohibición, lo que unos entienden como desarrollo sostenible otros lo ven como especulación con el medio natural.
La conservación de la Sierra Guadarrama bien merece la máxima protección, nos felicitamos porque haya sido declarada Parque Nacional. Llevamos volando en parapente ¿25-30? años en la sierra, caminando a sus cumbres con nuestra mochila para volar sin motor, en silencio, en armonía con su naturaleza.
Desde nuestros despegues en la Maliciosa, Najarra, Nevero, hemos sido testigos privilegiados de su evolución. Hemos visto:
– Cómo crecía la tierra de Mordor, donde había bosques (Abantos, Somosierra, Robledo, Pedro Bernardo…), ahora hay erosión, maleza y matorral.
– Cómo crecían las urbanizaciones, donde antes teníamos prados para aterrizar, ahora chalets.
– Cómo se perdían los pastos, donde había praderas para despegar, ahora maleza y espinos.
– Cómo se perdían los recursos y tradiciones de la sierra. Donde había queserías, talleres,… quedan viejas paredes.
– Hasta vimos declinar la población de buitres. Donde había muladares (comida para ellos)… aparecieron obligaciones para los ganaderos, gracias a Europa y a sus vacas locas… ¿las había en la Sierra Guadarrama?.
Pero la naturaleza está viva. Los buitres encuentran su comida y vuelve a crecer su población. El lobo encuentra su camino en el Lozoya, los corzos te saltan a la salida del pueblo y los zorros se dejan ver. La naturaleza y las masas forestales crecen por sí mismas, incluso a pesar nuestro.
Es un gran reto para todos conservar la Sierra del Guadarrama. Pero si algo podemos aprender de estos años es que no puede lograrse a costa de los no culpables, de los que no presionan el medio ambiente.
¿Por qué tuvieron que pagar los buitres con su hambre las vacas locas de otras áreas?
Queremos pedir a las asociaciones ecologistas, pro-conservación, funcionarios de medio ambiente, ayuntamientos y responsables directos de la gestión del Parque Nacional del Guadarrama que no caigan en la ley del péndulo.
El parapente tiene en el aire el impacto de un senderista en tierra, con una gran diferencia: senderistas cada fin de semana en la sierra se cuentan por miles, pilotos con los dedos de una mano.
Una moto, un quad hace ruido, se escucha de lejos, puede penetrar sin respetar sendas, erosiona el monte, su velocidad asusta a la fauna, es una amenaza y la ahuyenta. Son hechos, no opiniones.
Un senderista no hace ese ruido aunque quiera (se quedaría sin voz), camina por las sendas y pistas porque es más conveniente para su paseo, su ruta. Si se encuentra con los corzos se parará, tratará de hacer una foto, pero… ¡intenta perseguirlos!. Los corzos son claramente superiores.
¿Vamos a prohibir caminar por la sierra por la posibilidad de un encuentro con un corzo?.
Necesitará regularse, evitar aglomeraciones,… para eso están los gestores del espacio natural, bienvenidos.
Los mismo pasa con el vuelo libre en parapente, culpable de usar el mismo «sendero» que una aeronave a motor. Un helicóptero aunque sea de rescate, no digamos ya del ejército haciendo maniobras, un avión de pasajeros hacen ruido molesto a distancia, invaden el aire, son veloces en las maniobras.
Es cierto, una aeronave A MOTOR puede molestar las aves y hasta malograr una cría por abandono del nido de los padres.
Sin embargo, para no entorpecer la operación del aeropuerto de Barajas la normativa del Parque Nacional ha reducido los límites de altura respecto a otros Parques Nacionales. Para el Guadarrama la altura mínima de sobrevuelo se limita sólo a 500m, en lugar de los 3.000m que marca la ley de Parques Nacionales.
Que el parapente sea una aeronave en concepto es discutible. Nació después de esa normativa de sobrevuelo. No tiene motor. Una mochila, un trozo tela, unas líneas, un arnés, que inflados al viento se convierten en un ala que despega corriendo del monte, en una pendiente no en un cortado.
A finales de 2012 Navegación Aérea amplió el espacio VFR en la Sierra Guadarrama, la altura donde no bajan las aeronaves comerciales, gracias a la presión y peticiones de la aviación deportiva, en particular del vuelo libre y los planeadores. Hay comunión de intereses entre la práctica del vuelo libre y la conservación del Parque Nacional.
Un parapente vuela sin ruido, se desplaza lento por el aire, no puede remontar el vuelo en cualquier momento, por lo que no se acerca al terreno mas que para despegar y aterrizar ya en el valle. Y por tanto tampoco se acerca a los nidos, nos resultaría peligroso.
Los buitres, las águilas, todas las aves, nos ven torpes volando, no nos toman como una amenaza, pero sí que nos utilizan como boyas en el aire, nos miran y nos controlan.
Es obvio que el parapente no tiene ni de lejos el mismo impacto que una aeronave a motor. Sin embargo los forestales nos persiguen, somos fáciles de ver en el aire, debe ser divertido ir con el 4×4 detrás nuestro.
Las autoridades medioambientales nos aplican la norma de aeronaves a motor. Los pilotos, los deportistas nos vemos amenazados por tamaña desproporción. Nos han llegado a multar como si fuéramos un bulldozer del aire ¡5.000 €! por llegar volando a una pradera en el Valle de la Barranca, recoger en una mochila el equipo y salir caminando de la pradera.
La nueva Ley de Parques Nacionales favorece el vuelo libre sin motor en el Parque Nacional del Guadarrama. Por una vez se legisla a nuestro favor. Pero la norma bloquea la ley, se escudan en que no está desarrollado el PRUG para ‘de facto’ prohibirnos volar y echarnos de nuestras zonas de vuelo.
El vuelo libre es una actividad tradicional en la sierra: el primer campeonato España de parapente fue en Maliciosa, los planeadores empezaron en los años 50-60, en parapente y ala delta se han celebrado campeonatos internacionales y hay una población de pilotos
El vuelo libre es también un derecho de los madrileños a utilizar el espacio aéreo, en vuelo visual, el no ocupado por las aeronaves comerciales. en armonía con la naturaleza del aire, con las aves rapaces.
Volar en parapente es un magnífico e inocuo contacto con la vida salvaje del aire, hemos empezado a divulgarlo con propuestas de ecoturismo en la sierra. A poner en valor los recursos naturales, a contribuir a un desarrollo sostenible. Grandes palabras en boca de toda la Administración y los políticos.
A las asociaciones ecologistas y a los gestores del Parque Nacional les pedimos que antes de prohibir de nuevo el vuelo libre en el Parque Nacional de la Sierra Guadarrama, o de regularlo con un criterio reduccionista, dejen atrás los prejuicios y reconozcan el parapente como una nueva forma de aproximarse a la naturaleza.
El submarinismo, Cousteau, nos descubrió el fondo marino, su belleza, su naturaleza. El tráfico mercante, la basura, los vertidos, la pesca tienen un impacto negativo en el medio muy superior al del submarinismo. Nadie le podrá negar al submarinismo, a los documentales de Cousteau, el haber contribuido como nadie a despertar la conciencia de conservación del mar.
La belleza seduce al ser humano. Su destrucción nos horripila.
El Parapente transmite la belleza del medio aéreo, de las nubes, del vuelo libre, silencioso, en armonía con las aves. El tráfico aéreo, la contaminación, el ruido… tienen un impacto negativo en el medio aéreo infinitamente superior.
De Nube a Nube y el mundo del parapente os invitan a compartir el privilegio de volar en silencio entre nubes y tener un contacto visual con un buitre leonado.
La conservación es un objetivo común, hagámosla entre todos… ¡a volar!