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Cuadernos Técnicos – Pilotaje Activo I

Como pilotos queremos volar más y más seguro, progresar en nuestro vuelo. Sin embargo, volar más supone condiciones diferentes a las que estamos acostumbrados. Obliga a salir del nido, de la zona de aerología conocida, aventurarnos por el aire.


Es más, nos obliga a salir cuando el aire se mueve: no hay térmica si no hay turbulencia, laderas si no hay fugas, barloventos sin sotaventos, ascendencias sin aire descendente.

Resumiendo volar más nos llevaría a volar en aire turbulento y desconocido. Paso a paso, que nadie lo tome como una recomendación por favor.

Hasta aquí las «malas noticias». Pareciera que hay que arriesgar nuestra seguridad para ser mejores pilotos. Pero no es así. Es más, éste es el origen de muchos accidentes e incidentes en vuelo.

Hay pilotos que cogen un avión, cambian de hemisferio, de invierno a verano, de latitud, llegan a una zona desconocida, despegan y se vuelan horas y kilómetros sin entrar en zona de riesgo.

¿Qué tienen?, ¿entrenan a diario?, ¿acaso están locos?. Y aquí llegan las buenas noticias. Tú también puedes hacerlo. Aunque seas un piloto ocasional, un guerrero del fin de semana.

Ellos han desarrollado sus capacidades como piloto durante muchas horas de vuelo en tres áreas:
  • Técnica de pilotaje del parapente.
  • Cabeza para navegar el aire.
  • Equilibrio emocional en situaciones de riesgo.

La buena noticia es que lo que aprendamos en las tres áreas, se acumula. Cuentan las horas de vuelo, algunos podrán hacer más al año, otros menos. Unas son más productivas, otras menos. Los hay con más o menos talento. Pero a todos nos suma. Solo necesitamos paciencia y método.

En estos Cuadernos Técnicos de Parapente intentaremos dar algunas claves para ayudar en esa progresión. Sabiendo que leer durante días, vale menos que unas horas de práctica y menos todavía que 30 minutos de entrenamiento con un buen instructor. Pero también suma.

Pilotaje activo
Volar activo es el gran arte oculto del vuelo en parapente. Es como el equilibrio en la bicicleta. Te lo pueden explicar, pero casi te puede llegar a confundir y solo se aprende practicando. Nuestra meta es hacerlo de forma instintiva, automática. No tener que pensar antes de actuar.

El objetivo del pilotaje activo es equilibrio navegando el aire. Tres palabras:
  • Equilibrio, de nuestra ala que tiene unos límites de vuelo y del péndulo que formamos con ella. No queremos ser marionetas al viento.
  • Navegando, es decir yendo a donde queremos aprovechando la energía que nos da el medio en el que nos movemos.
  • El aire y sus movimientos. A mayor escala, una térmica, el viento méteo, o menor, una racha, un cambio dirección. El aire nos mueve en los tres ejes del péndulo, cabeceo, alabeo y guiñada, nos hace derivar, nos hace perder / ganar energía (altura). Si el aire está en calma no transmite energía. Necesitamos rock & roll para volar.

El pilotaje activo comprende todos los mandos del parapente: frenos, cambio peso en la silla, estribo y acelerador. Recibimos sensaciones a través de ellos y actuamos sobre ellos.

Pero lo dicho hasta ahora no creo que sirva a nadie para pilotar activamente. Vamos a lo práctico. Hay diferentes niveles de vuelo activo y por tanto también podremos pensar que hay diferentes fases para su aprendizaje.

Es como aprender a montar en bicicleta. Si no puedes ir recto y vas haciendo eses, el equilibrio está mal. Hay que trabajar para mejorarlo. Y hasta que no puedas ir recto en un campo llano y dirigirla donde tú quieres en cada momento, no salgas a una pista. Y hasta que no vayas sobrado por pistas no busques un sendero estrecho y bacheado.

Hoy nos quedamos en el primer nivel, el de Juan Palomo que deja de volar en aire en calma y busca permanecer en el aire con seguridad en condiciones de ladera y/o térmica suaves.

Regla 1 – Vela sobre cabeza
Para este piloto la primera regla es clara: vela sobre cabeza.

El objetivo a este nivel es que tengamos el parapente en buena posición para afrontar el aire que nos llegue. Controlar nuestra posición en el péndulo:

  • Si el parapente nos quiere adelantar, frenamos. Cuando la vela pare delante devolvemos los frenos a su posición progresivamente según vuelve la vela sobre nuestra cabeza.
  • Si se quiere atrasar, levantamos los frenos rápido. Según vuelve arriba, devolvemos los frenos a su posición.
  • Si nos adelanta / atrasa simétricamente (la vela entera), frenamos / soltamos los dos frenos.
  • Si nos adelanta / atrasa por un lado, frenamos / soltamos más el freno de ese lado.
  • Cuanto más fuerte la abatida, más rápido y amplio el movimiento con los frenos.

La regla es buena porque es fácil ver cuándo no va bien: si el parapente te adelanta, se atrasa, se tira a un lado, algo hicimos mal. Si al corregir conseguimos que se vaya para el lado contrario, por ejemplo se nos fue para la izquierda y ahora se va a la derecha, pues algo hicimos peor.  

Al principio el error suele ser que vamos tarde y estamos tensos. Adelante, atrás, a un lado, al otro. Si los movimientos se hacen muy amplios, tendremos una plegada cuando va hacia delante, o peor aún una pérdida si se nos cae en exceso atrás y a la vez frenamos. Mejor parar, nivelar los mandos y dejar que la vela vuelva sola a la vertical.

Es como el columpio del parque infantil. Todos recordamos que si coordinamos nuestro movimiento con el momento que estamos más altos, ganamos energía y nos columpiamos más alto. Pero igual que el columpio se destensa si subimos demasiado, el parapente también lo hace. Ahí vienen las plegadas o pérdidas provocadas por el sobre-mando.

El objetivo es coordinar nuestra acción sobre los frenos con anticipación suficiente a los movimientos del parapente para que el columpio sea mínimo a pesar que el aire nos empuje. Los niños aprenden rápido, nosotros también podemos.

Ahora nuestro piloto pichón, Juan Palomo, ya sabe qué hay que hacer y qué no. El tío será novato, pero no ingenuo, y nos pregunta:

¿Cómo me doy cuenta de mi posición respecto la vela?, o mejor, si me tengo que anticipar, ¿cómo se cuándo va a querer adelantarse, atrasarse,…?.
Regla 2 – No mirar la vela. Mirar el horizonte en la dirección que vamos.  
Si miramos arriba siempre reaccionaremos tarde y nos columpiaremos de lo lindo. No hay referencias y nuestra percepción espacial empeora. Intenta caminar por la calle mirando al cielo. Hay pilotos con años de vuelo que giran en térmica mirando el parapente, da miedo por ellos y por los que están alrededor.
El horizonte al menos es una referencia: si baja la vela se está yendo para atrás, ¡frenos arriba!. Si el horizonte sube, la vela se está lanzando para delante, ¡frenos abajo!.
Al mirar el horizonte también percibimos la posición relativa de las bandas respecto la silla, también ayuda a ver el inicio del movimiento. Como en el columpio.

Malas noticias: con el horizonte solo reaccionamos tarde. La vela ya está en mitad del movimiento, entre que lo vemos y accionamos los mandos pasan 2-3 segundos. Puede que hasta provoquemos el columpio. Es un inicio, pero para pilotar activamente necesitamos algo más.

Ese algo más es sentir el inicio del movimiento, en los frenos y en la silla. En los frenos sentimos diferencias de tensión. En la silla sentimos que el aire tira de nosotros en diferentes direcciones. La vela cuando inicia una abatida, tira de nosotros que somos el peso que estabiliza el péndulo. Pero aquí estamos entrando en el segundo nivel de aprendizaje.

Dejemos que Juan Palomo practique mantener la vela sobre la cabeza  😉

Primera práctica en tierra: con viento, levantamos la vela, nos damos la vuelta y probamos a mantenerla sobre la cabeza. Provocamos que se vaya adelante o atrás para corregir después. Iremos construyendo reflejos. Mejor hacerlo sin mirar el parapente, lo contrario es trampa.
Ojo si lo hacemos con poco viento aprenderemos a sobremandar – mal. 

Después en el aire… ¡a volar!

Artículo publicado en la revista Parapente Vuelo Libre 
Autor: Cecilio Valenzuela – 
  .Dirección Técnica Escuela Parapente Denubeanube 
  .Piloto de la selección nacional 
  .Técnico Deportivo Parapente
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